miércoles, 27 de junio de 2007

Man to man, o una lección de ética científica

( Para los datos técnicocs y esas cosas )

El otro día vi esta película. El asunto es así: un médico escocés, Jamie Dodd, se manda, en 1870, en plena selva centroafricana, a la busca de un par de pigmeos, "especímenes" (ese es uno de los tópicos que se abordan en la película) que él cree que son el eslabón perdido en la evolución humana.
En Escocia aguardan sus dos colegas. Dodd llega con los pigmeos, quienes han sido taxonomizados previsoramente como simios antropoides para evitar cualquier acusación de esclavitud, y comienzan las investigaciones.
A medida que éstas se desarrollan, Dodd va cambiando su postura respecto a la hipótesis inicial, la del eslabón perdido, para ir convenciéndose de que los pigmeos son en realidad tan humanos como los blancos que los tienen de cobayos.
En ese punto estallan las diferencias entre Dodd y sus colegas, puesto que éstos no quieren o no pueden ver las cada vez más inequívocas señales que muestra la pareja de pigmeos respecto a su humanidad: inteligencia, emociones, comunicatividad, etc. Dodd quiere continuar por más tiempo las investigaciones y observaciones para poder comprobar (o no) su hipótesis, pero los otros dos sólo quieren presentar ya, sin más discusiones, los resultados obtenidos hasta el momento, los cuales avalarían la idea del eslabón perdido.
La película sigue, quizás más melodramática y no sin cierta dosis de clichés, pero no es tanto eso lo que me interesa destacar, sino lo adecuado y didáctico de la forma en que se plantean y expresan toda una serie de problemas epsitemológicos, o de algo que podríamos llamar "política científica".
Tengamos en cuenta que nos ubicamos en el último tercio del siglo XIX, época de pensamiento occidental dominado por la filosofía positivista, o traduciendo, momento en que la ciencia termina de sacralizarse en un discurso que aún hoy, con serios cuestionamientos y haciendo aguas por todas partes, sigue siendo dominante.

¿Qué sucede, entonces? Tenemos a un par de científicos que parten de una hipótesis. Tenemos un marco teórico de referencia que respalda dicha hipótesis: la teoría evolucionista de las razas humanas, admirablemente puesta en escena en la película, sosteniendo la gradación ascendente de las razas desde la negra (la inferior, justo por encima del "eslabón perdido", que a su vez sucedería a los simios antropoides) hasta la superioridad evolucionada de la raza blanca, pasando por la raza amarilla y toda una serie de "subrazas" que se ubicarían entre medio. Y tenemos todo un gran conjunto de datos empíricos que también avalan la hipótesis inicial, interpretados estos datos desde el marco teórico mencionado.

¿Cómo funciona este engranaje?

Veamos: según el marco teórico, es decir, lo que ya estaba aceptado como verdadero, la inteligencia, y por ende, la mayor o menor humanidad de la raza en cuestión, estaba íntimamente relacionada, por ejemplo, con el ángulo facial. Cuanto más se acercara este ángulo a los 90º, más inteligente y humano sería el especímen en cuestión (casualmente, los individuos más cercanos a dicha medida eran los blancos).
El dato que obtienen estos científicos es que el ángulo facial de los pigmeos es sensiblemente mayor al de los simios antropoides, pero inferior al de los negros.
Su a priori, su hipótesis previa: los pigmeos eran el eslabón perdido entre los simios y los humanos.

Conclusión: la hipótesis se verifica.

El razonamiento es totalmente lógico, impecable, no deja lugar a dudas. Pero aún así, Dodd se manda solo contra toda la comunidad científica escocesa, negando la hipótesis de sus colegas.
¿Por qué? Contra toda racionalidad aceptada, contra todos los esquemas, Dodd encuentra anomalías en la hipótesis del eslabón perdido. Observa. Experimenta con los pigmeos (no en un laboratorio, sino con proto-pruebas psicológicas). Hace construir unas chozas similares a las del país de los pigmeos en medio de los bosques de las highlands, para que (sobre)vivan allí (por momentos parece que morirán de depresión al verse lejos de su hábitat original en unmundo hostil e incomprensible). Se comunica con ellos, establece un intenso rapport. Y cuanto más investiga, más echa por la borda la hipótesis aquella. Más se reafirma en él la idea de la plena humanidad de esos pigmeos.

Dodd termina siendo el verdadero científico. En lugar de la gloria inmediata y segura que momentáneamente obtienen sus colegas con la teoría de los pigmeos como el eslabón perdido, elige la soledad del que va contra la corriente, porque todo lo que observa le sugiere que esa teoría está equivocada.
Dodd toma el camino del escepticismo y la empiria. Los hechos no encajan en la teoría: al demonio con la teoría. Exactamente el camino inverso que la ciencia sacralizada ha adoptado para erigirse en la Verdad Incuestionable, prescindiendo de la duda y la incertidumbre, poniendo los esquemas antes que los hechos.
Viendo sólo lo que sus estrechos lentes le harán ver, mucho antes de abrir los ojos. Dodd se ha sacado los lentes.

Una lección de ética científica.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

"Tengamos en cuenta que nos ubicamos en el último tercio del siglo XIX, época de pensamiento occidental dominado por la filosofía positivista, o traduciendo, momento en que la ciencia termina de sacralizarse en un discurso que aún hoy, con serios cuestionamientos y haciendo aguas por todas partes, sigue siendo dominante."

Sabés quien fue Kuhn?? Te dejo un link (que no vas a tener dificultad de entender) para que te enteres:

http://es.wikipedia.org/wiki/Thomas_Kuhn

Diego Estin Geymonat dijo...

Tom Kuhn es conocido mío desde 5º de liceo, pero la verdad que no entiendo qué tiene que ver con el fragmento que transcribistess.

Anónimo dijo...

Y que pasó? Todavía no terminaste 6to de liceo?

Anónimo dijo...

Es evidente que Dodd aplicó el método científico. La conclusión es obvia: Dodd es mejor científico que los otros dos. No termino de entender tu comentario sobre la película. De tu arenga anticiencia sólo puedo concluir que para vos Dios decidió obrar e iluminar a Dodd.

Diego Estin Geymonat dijo...

En realidad mi comentario no es estrictamente sobre la película, sino más bien sobre cierto tema de epsitemología básica que la película ilustra muy claramente.
Si en mi escrito leíste una arenga anticiencia, yo me expresé muy muy mal o no entendiste lo quería expresar.
Estoy de acuerdo con vos en que Dodd aplicó el método científico y que es mejor científico que los otros dos (y que la comunidad científica que lo rodeaba), aunque yo preferiría decir que se "comportó científicamente", o de acuerdo a un "espíritu auténticamente científico".

Mi arenga, en caso de que sea eso lo que haya escrito, no es contra la ciencia sino contra determinada forma de concebir la ciencia, contra lo que llamé "ciencia sacralizada". Esto es, cuando la ciencia se erige a sí misma en Verdad Absoluta y desde esa Verdad Absoluta (y por tanto incuestionable, axiomática) se pretende explicar y actuar sobre la realidad. O lo que es lo mismo, cuando se pretende encajar, sea como sea, los hechos en la teoría.
Obviamente, esto no es ciencia, es dogma. Ciencia es poner la duda antes que la certidumbre, es ser escéptico ante(s que) todo.

No lo puse en el post, pero el caso de Dodd (un personaje ficticio) podría ser comparado con el caso de Galileo tal como lo expone Feyerabend en "Contra el método". El tipo, para explicar su punto de vista, tuvo que sencillamente deshacerse de las teorías aceptadas y "verdaderas" de su época (no se refiere a las teorías teológicas, sino a discusiones con otros "científicos", si podemos aplicar el concepto a ese momento histórico), e inventar una nueva.

Te repito, no hay ninguna arenga anticientífica, sino una defensa de la ciencia auténtica.

Anónimo dijo...

Ahora sí está claro, y estoy de acuerdo con vos. Y sí, me parece que en el post no queda clara tu idea, das a entender otra cosa.